
SANTIAGO (EUROLATINNEWS) - Atormentado por la creciente ola vandálica mezclada a las protestas pacíficas de los chilenos exigiendo justicia socio-económico, el gobierno derechista decidió enfrentar con el mayor rigor de la ley a los saqueadores y violentos encapuchados que desde hace tres semanas imponen el terror en las calles.
Por primera vez durante la grave crisis que agita al país, el presidente Sebastián Piñera anunció un vasto plan de Inteligencia y Seguridad Ciudadana para sacar a los vándalos de las calles, "prevenir y combatir el narcotráfico, el terrorismo y la delincuencia".
Tan categórico anuncio lo hizo al día siguiente en que hordas de encapuchados atacaron con una inusitada violencia las principales arterias comerciales de un vasto sector del denominado "barrio alto" de Santiago. Fue tal el pánico causado en esa noche de terror, que la propia Alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, dijo que los vecinos estaban decididos a armarse para defender sus bienes.
Algo similar ocurrió en Reñaca, un barrio pudiente de la costa de Viña del Mar, donde los vecinos estaban esperando con palos y otros objetos contundentes a los encapuchados para evitar saqueos y destrucciones.
El miedo está justificado para muchos, pues durante las manifestaciones pacificas que agitan al país desde hace tres semanas, los violentos se mezclan entre la multitud de trabajadores, mujeres, ancianos, estudiantes y niños para causar pánico con barricadas en llamas, provocar incendios, destruir y atacar a diestra y siniestra a grandes tiendas y a pequeños comerciantes.
Destrucciones de 118 de las 136 estaciones del metro de Santiago, incendios de establecimientos comerciales en diversas ciudades, ataques a Comisarias de Carabineros, asaltos a choferes de autobuses, saqueos y destrucción de comercios, de automotoras, semáforos, señales de tránsito, monumentos, ataques a sedes de partidos políticos, figuran entre los mayores daños.
Las escenas televisivas y las difundidas por redes sociales sin indesmentibles. Pero la violencia no ha logrado expulsar de las calles a los manifestantes que reclaman día a día y a viva voz un país con mayor equilibrio socio-económico.
Piñera, que al inicio de las manifestaciones debió corregir sus afirmaciones de que Chile estaba en "guerra" contra "un poderoso enemigo", decidió tres semanas después lanzar sin tapujos su ofensiva contra los vándalos, sin hablar de guerra ni de enfrentamiento, sin mencionar tampoco sospecha alguna sobre alguna eventual "mano negra" que pudiera estar detrás de estos actos violentos, que para diversos sectores políticos "parecen coordinados y bien organizados", aunque sin limitaciones en sus planes destructivos ni rumbo fijo en su violento andar.
Pero si llamó la atención de algunos observadores internacionales, que el presidente subrayara la urgente necesidad de acelerar el trámite parlamentario para aprobar un proyecto de ley que refuerza la labor de inteligencia destinada a "prevenir y combatir el narcotráfico y el terrorismo", conjuntamente con la delincuencia que tiñe de violencia las manifestaciones pacíficas del pueblo en contra de las la corrupción política y las injusticias socio-económicas.
Dijo que era de particular importancia "fortalecer" la seguridad ciudadana con leyes más eficaces para combatir la delincuencia, sin olvidar los reclamos de la calle sobre mejores condiciones de vida, mejores salarios, mejores pensiones, mejores hospitales, educación gratuita y de calidad, medicamentos más baratos, precios más bajos en los transportes, entre otros beneficios.
Al respecto, anunció la presentación ante el Parlamento de una serie de Proyectos de Ley para reforzar las sanciones legales contra quienes sean culpables de saqueos, y castigar con mayor rigor a aquéllos violentos que actúan "encapuchados" en las calles y robando en los comercios.
Asimismo, el gobierno patrocinará un proyecto de urgencia para combatir severamente los delitos cometidos por quienes instalan "barricadas que entorpecen la libertad de circulación", agilizando las gestiones legales a través de un equipo de abogados que trabajará especialmente para "que las querellas lleguen a buen puerto" en los tribunales de justicia con la finalidad de "sancionar a quienes sean culpables y evitar la impunidad".
También, de acuerdo con estas medidas, el presidente aseguró que será reforzada la vigilancia aérea en las grandes ciudades y que se "modernizarán las labores de inteligencia para fortalecer, prevenir y combatir el narcotrafico, el terrorismo y la delincuencia".
Para todo ello, el gobierno lanzó un llamado a los sectores políticos y a los poderes del Estado para luchar en el logro de estos objetivos porque ya "es tiempo de unidad y soluciones" para aniquilar el "imperio de los vándalos”, que según el gobierno derechista de Sebastián Piñera, es el causante de la grave situación que azota a Chile, agitado por “una acción vandálica” de una magnitud desconocida hasta ahora en el país.
Escudándose, justamente, en “los altos niveles de violencia, saqueos y delincuencia nunca antes visto” en Chile, fue que el gobierno decidió imponer del 20 al 27 de octubre el Estado de Emergencia y el Toque de Queda en el país, desplegando un total de 10.000 uniformados armados para luchar contra los “vándalos”, pero sin poder controlar la violencia ni evitar numerosos saqueos a grandes establecimientos comerciales.
El gobierno, al anunciar las medidas presidenciales, reconoció que las fuerzas del orden se han visto superadas por las circunstancias, por la violencia callejera y por los saqueadores encapuchados.
Ahora, espera poner mano dura contra la delincuencia callejera, bajo el manto de una rigurosa justicia, sin acudir nuevamente a los militares.
EUROLATINNEWS
Copyright:
Estos artículos y su contenidos no puede ser utilizado sin el consentimiento de EUROLATINNEWS
|